lunes, 22 de febrero de 2010

en decúbito supino.


Era gallo cimarrón
De tamaño muy chiquito
Al que sobraba el dedito
Mal llamado corazón.

Por valiente y por cabrito,
Por baboso y por cabrón,
Contolo en canto corrido
Y en un tangazo argentino,
Pregonándolo espolón.

Lo saldó, con guitarrón,
A las puertas del casino
Donde vivía el padrino
De Mariano Rajoy.

Arropadito en formol,
Comprolo un macho fornido.
Cultiva  su devoción,
En decúbito supino.
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