Era gallo cimarrón
De tamaño muy chiquito
Al que sobraba el dedito
Mal llamado corazón.
Por valiente y por cabrito,
Por baboso y por cabrón,
Contolo en canto corrido
Y en un tangazo argentino,
Pregonándolo espolón.
Lo saldó, con guitarrón,
A las puertas del casino
Donde vivía el padrino
De Mariano Rajoy.
Arropadito en formol,
Comprolo un macho fornido.
Cultiva su devoción,
En decúbito supino.
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