
Para escandalizarme, por un propio, me mandan el recado de que se nos jubila el banquero Gorigolzarri con 8.000 euros al día y que una modelo de postín no está dispuesta a dar un solo paso por menos de 10.000 dólares. Pero no me conmuevo y sigo muy tranquilo el curso de mi vida. ¿Quién no? Si la sagrada ley de la oferta-demanda juega su rol en buena lid, a su libre albedrío, me levanto a una hora discreta, pongo mi coma aquí, el punto allá, y luego salgo a respirar el aire de la sierra.
Con esto o poco más, gano un millón por hora. ¡Qué menos! Lo merezco,¿o no? Los demás que se jodan.