jueves, 18 de diciembre de 2008
FRANCAMENTE, EN VOLANDAS.
El caballero , a lomos de su caballo de bronce, no se va. Nunca dejó terreno conquistado en manos "enemigas". Es que, ya desposeído de voluntad por la inexorable ley del destino, lo llevan en volandas, y, como se ve, por ahí, en algunas imágenes, en el adiós, tan sólo unos pocos le despiden a la romana, que es una forma de saludo imperial, a mano alzada, muy antiguo.
Las piezas de colección adornan mejor los museos, acaba de comentarme el viejo Celedonio.
¡Adiós, señor general. Y, si hubiere reencarnación, por favor, no regrese. Se lo agradeceremos muchos.
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