martes, 11 de noviembre de 2008

MÁS SOBRE EL FINAL DE LORCA.

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memoria histórica
Claude Couffon, tras las huellas de Federico García Lorca

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El hispanista francés visitó Víznar en 1948 para investigar el asesinato del poeta y en 1951 publicó en Le Figaro el resultado de sus pesquisas.

DANI R. MOYA. Aunque el hispanista británico Gerald Brenan fue el primero en publicar sus investigaciones acerca de las circunstancias y el lugar en el que fue asesinado Federico García Lorca, hubo alguien que muy poco tiempo antes que él anduvo por los parajes de Víznar tras las huellas lorquianas, el francés Claude Couffon. Brenan comenzó sus investigaciones, que le llevaron al barranco de Víznar en 1949, mientras que Couffon lo hizo en 1948. Pero el británico fue más rápido en publicar sus notas, en 1950, en el libro ‘La Faz de España’.

La investigación de Couffon vio la luz en 1951, un 18 de agosto, cuando se cumplían 15 años del asesinato del poeta, en un artículo en Le Figaro littérair titulado ‘Cómo fue la muerte de Federico García Lorca’. Couffon, en el prólogo de ‘Tras las huellas de García Lorca’, volumen en el que años más tarde incluyó el artículo de Le Figaro ampliado junto a otros textos sobre el poeta granadino relacionados con su obra teatral, explica las circunstancias de su viaje a “una España cerrada, todavía sacudida por los contra-golpes de la Guerra Civil”.

“Aquellos que lo amaban y sabían la verdad sobre su vida y su muerte se ‘libraban’ poco a las confidencias, temiendo ver abatirse sobre ellos los rayos de los nuevos amos si sus revelaciones se publicaban fuera de España y aquellos que lo detestaban se encerraban en un silencio embarazoso o se atrincheraban tras una negativa hostil”, señalaba Couffon en el prólogo.

Pero poco a poco, y tras su insistencia, logró reunir un buen puñado de testimonios. Couffon, en su relato sobre las circunstancias de la detención y asesinato de García Lorca, relata que poco después de la llegada del poeta a Granada, a mediados de julio de 1936, recibió una carta que lo dejó “estupefacto”. “En términos injuriosos y precisos, su autor acusaba al poeta de amoralismo, de irreligión y de demagogia y reproducía algunos fragmentos de sus últimas declaraciones a la prensa, además, lo calificaba de ‘parásito inmundo y peligroso”, señala Couffon en el artículo.

El hispanista apunta, a este respecto, que Lorca se sabía admirado en Granada, aunque “ciertas mentes biempensantes de esta ciudad particularmente católica y rigorista le habían reprochado amistosamente su indiferencia religiosa y cierta libertad de maneras y costumbres”. A este respecto, Couffon indica que la manera de vestir de García Lorca había impresionado “vivamente” a los granadinos: “pantalón negro, camisa de seda blanca sobre la cual lucía una enorme rosa roja”.

El mismo día en el que recibió la carta, según un testimonio que Couffon atribuye a “Isabel R., una prima del poeta”, llegaron a la Huerta de San Vicente unos hombres y el poeta, según el testimonio citado, “con su voz entrecortada me dijo, ‘mira, ya están aquí”. No le buscaban a él. Esta vez no, sino al hermano del jardinero de la finca, según señala ya Couffon –algo que se repetirá en todas las investigaciones posteriores con otras variaciones– “por haber participado en el incendio de una iglesia”.

A partir de este incidente, el investigador francés reseña la llamada de García Lorca a su amigo Luis Rosales y las posibilidades que se plantean: Esconderse en casa de Falla, llegar en compañía de los Rosales al final de las líneas franquistas y alcanzar el frente republicano o ir a casa de los Rosales, lo que finalmente hizo. La figura de Ramón Ruiz Alonso, el hombre que detuvo al poeta, aparece en el artículo de Couffon en este punto.

Según el hispanista, pocos días antes de la detención de Lorca unos amigos le habían dicho a Ruiz Alonso que los republicanos habían arrestado y matado en Madrid al dramaturgo católico Jacinto Benavente, noticia que resultó falsa y ante la que Alonso, según relata Couffon, reaccionó diciendo que “si ellos han matado a Benavente, nosotros tenemos a García Lorca”.

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